Uruguayos en la hípica de Ecuador


Julio Farachio Botti, llegó en la década del 50, fue gestor de la primera importación de caballos uruguayos a nuestra hípica.
Marrón, conocido como el “Rubio de Oro”, fue uno de los mejores caballos importados desde Uruguay. En esta fotografía, cuando bajo el rigor de Washington Vega domina por mínima a “Mar Negro”, ídolo de la afición, conducido por Eduardo Luque.

...¿Existe algún profesional o caballo uruguayo en Ecuador?, la pregunta que me la hizo el colega Jorge Luís Monzón desde Montevideo. La respuesta rápida y contundente: por el momento no hay caballos, ni profesionales, uruguayos en nuestro hipódromo.
En la mente comencé a tratar de ubicar si alguna vez corrió en la pista de Buijo un caballo de esa nacionalidad, revisé archivos de los primeros años y ninguno. Entonces la consulta la dirigí “al consejo de mayores” a Jimmy, a Silvio y a Richard, y todos concordaron en que fue en la época del Santa Cecilia, por los sesenta en que se realizaron un par de importaciones desde tierras charrúas.
Junto a Jimmy estaba Julio Farachio Botti, gestor de la primera importación, allí comienzan estas memorias.
En 1966 con el auspicio de León Pipecz, Julio ingresó al país entre otros: al excelente SAN JUAN, adquirido por una sociedad en la que estaba Ricardo Fiore; MI BEDULIA, por León Febres-Cordero; PLAY BOY por el Dr. Endara. Como hecho anecdótico recuerda que a TONINO se lo robaron de su pesebrera, jamás se supo de su destino.
Luego la empresa del hipódromo traería a PHARISEO, BIO BIO, CLAMOREO, ATAHUALPA -el caballo que corrió Leguísamo-, BOLEADOR y el mejor de todos MARRÓN conocido como “el rubio de oro”.
MARRÓN era el de los grandes clásicos con MAR NEGRO, el ídolo indiscutido de la afición, todo joven “cincuentón” guayaquileño lo rememora al hablar de su niñez. De hecho, alguna vez leí unas memorias de Jimmy al respecto “…los recordados duelos Mar Negro-Marrón… Mar Negro debe haber sido uno de mis grandes ídolos, como lo fue
de la afición. Cuando Marrón le ganaba, hasta se me quitaba el apetito….”
En otras memorias encontré lo siguiente “….Como ignorar a caballos uruguayos como el “rubio de oro” MARRÓN, el zaino PHARISEO, el gran SAN JUAN y “el caballo de Leguísamo” ATAHUALPA... ”
Definitivamente todos los uruguayos resultaron caballos muy rendidores y animadores de primera, ojala en algún momento se pueda volver a importar ejemplares de esa calidad.
En cuanto a jinetes invitados, sólo de comprobarse que “El Pulpo” era uruguayo, Iríneo Leguísamo sería el único de esa nacionalidad que corrió en suelo ecuatoriano. Cuando vino corrió en la silla de ATAHUALPA, un caballo uruguayo que no había sobresalido en carreras, cuentan que Leguísamo le puso palanca y cambio la historia: Lo ganó JARDENIA con Leonardo Mantilla. Pero, el público aplaudió más la maestría de huésped que la victoria de la noble JARDENIA.
En este resumen no tan exacto como quisiera, pues no me dan los años, está plasmado el recuerdo de los uruguayos en pistas ecuatorianas.



Julio Farachio Botti

Como hípico se lo ubica como el propietario de Banderín, al que según cuenta se lo adjudicaron de casualidad y prácticamente a la fuerza, pero no se arrepiente, pues se cansó de ganar carreras.
Recuerda también que con el hípico chileno Germán Ortiz construyeron el primer totalizador del Santa Cecilia, aquel de los números pintados en láminas de metal que se cambiaban manualmente.
Julio es padre del jinete Giordano Farachio que en la actualidad reside en Filadelfia, Estados Unidos, donde continuó su campaña.
En lo personal, La Casa del Banderín, es su referente, fue su creación y su gran recuerdo, por motivos personales cerró allá por 1988.

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